Mi forma para acompañar a familias con hijos/as con autismo se basa en un enfoque natural, que significa trabajar con las dinámicas y circunstancias únicas de cada familia, respetando sus ritmos y formas de ser. Este enfoque se centra en la vida cotidiana, utilizando situaciones naturales como oportunidades de aprendizaje y crecimiento.

Reconozco que el contexto cotidiano de cada niño es el mejor escenario para el aprendizaje y el crecimiento. Trabajo dentro de estos entornos para asegurar que las intervenciones sean relevantes y aplicables en la vida diaria del niño.

Cada niño, adolescente o adulto con autismo tiene necesidades únicas, por lo que los apoyos y estrategias se diseñan de manera personalizada, atendiendo a su ritmo y forma de aprender.

Mi trabajo siempre parte del respeto a la dinámica de la familia y a la forma de ser de cada persona con autismo. No busco cambiar la esencia de la familia ni de la persona, sino potenciar lo que ya existe, respetando sus particularidades y valores.

Mi objetivo es fortalecer a las familias, proporcionándoles herramientas y conocimientos para que puedan apoyar el desarrollo de sus hijos de manera efectiva. Sin embargo, este empoderamiento no implica que los padres se conviertan en terapeutas; más bien, se trata de reforzar su rol natural como guías y apoyos emocionales, manteniendo su posición como padres, no como profesionales del tratamiento.

Subrayo la importancia de adaptar los contextos para que sean más accesibles y funcionales para cada persona con autismo. Doy mucha importancia a tener una visión inclusiva en el acompañamiento, promoviendo entornos donde todos puedan participar y aportar, reconociendo y valorando la diversidad como un aspecto enriquecedor de la sociedad.

Para mí la terapia o forma de acompañar es mucho más que una intervención técnica sino también humana, valoro que la familia sienta esa cercanía, comprensión y que se sientan acompañados durante todo el proceso.

Elegí el nombre Desde la Conexión porque creo profundamente que la base para una comunicación efectiva y significativa es la conexión. La comunicación es un proceso complejo que va más allá de las palabras, implica entender emociones, interpretar señales no verbales y establecer un vínculo emocional con la otra persona. Para las personas con autismo, este proceso puede presentar desafíos significativos, debido a diversas barreras que afecta su capacidad para comunicarse de manera convencional.

Ante estas barreras, la clave para superar estos obstáculos y permitir una comunicación eficaz es la conexión genuina. Sin una conexión real, es difícil que la persona se sienta comprendida y que haya intercambio comunicativo. La conexión implica, ante todo, un esfuerzo consciente por parte de las familias y profesionales para establecer un vínculo emocional y empático, adaptado a las necesidades de la persona.

Es importante recordar que la comunicación no siempre requiere palabras. La conexión puede realizarse a través de gestos, miradas, el lenguaje de los sentidos o el uso de herramientas alternativas como imágenes o dispositivos de comunicación aumentativa. Cuanto más nos adentramos en el mundo de la persona con autismo, respetando su ritmo y sus particularidades, más fácil se vuelve a encontrar un punto de encuentro donde ambos podamos compartir.

Por eso, el nombre “Desde la Conexión” refleja esa idea fundamental: la verdadera comunicación empieza cuando se establece un lazo genuino, sin presiones ni juicios, que permita a la persona con autismo sentirse segura y abierta a interactuar. Esta conexión es la que, a su vez, hace posible que el proceso comunicativo fluya de manera más efectiva, independientemente de las barreras que puedan existir.

«La comunicación efectiva es la esencia de la conexión humana; es a través de ella que los niños aprenden a leer el mundo que les rodea.» – Bronfenbrenner